El sábado se cumplirán 25 años de la conquista de la Recopa de Europa que el FC Barcelona ganó en el Camp Nou en 1982. El barcelonismo vivió una jornada de gloria en casa y los recuerdos de aquella tarde evocan momentos de gran emoción. Para empezar, el escenario, remodelado para albergar la inauguración y varios partidos del Mundial’82, la remontada, ese gol del pícaro Quini –por algo le llamaban ‘Brujo’– que dio el triunfo y la apoteósica y multitudinaria celebración sobre el césped, hoy en día imposible de llevar a cabo... Recuerdos que, pese al cuarto de siglo que ha transcurrido, siguen muy presentes para quienes tuvieron la oportunidad de darse cita en el coliseo barcelonista la noche del 12 de mayo de 1982.
Para llegar a la última estación (ante el Standard de Lieja) el equipo de Udo Lattek tuvo que apear al FC Trakia Plovdiv de Bulgaria, al Dukla Praga de Checoslovaquia, al FC Lokomotiv Leipzig de la RDA y al Tottenham Hotspur FC de Inglaterra.
El equipo catalán no afrontó la final en las mejores condiciones. Acababa de perder una Liga que tenía en el bolsillo al sumar sólo dos puntos en los últimos seis partidos y se jugaba la temporada en esta final europea. Era el ser o no ser. Todo o nada.
Y las cosas no empezaron bien para el Barça. A los 8 minutos llegó el 0-1, obra de Vandermisen, que dejaba ‘helado’ al Camp Nou. Pero el equipo barcelonista puso cerco al portal belga con el apoyo de un público completamente entregado. La recompensa llegó en el último minuto del primer tiempo cuando Simonsen, de cabeza, estableció el empate al rematar una falta botada por el ‘Boquerón’ Esteban.
Ya en la segunda mitad, a los 63 minutos, llegó el tanto de Quini, un tanto que sólo pudieron ver quienes no dejaron de seguir el juego con atención, pues Simonsen, sin pedir distancia, cobró una falta que habían cometido a Moratalla para enviar el cuero a Quini, que conectó un derechazo ganador y definitivo para dar la primera ventaja al Barça, ventaja a la que ya no renunciaría.
A partir de ahí los nervios estuvieron a flor de piel. En el campo y en la grada. El Standard de Lieja se resistía a caer después de haber dominado el marcador y el Barça jugaba con más corazón que cabeza.
El ambiente se podía cortar con un cuchillo, pero el pitido final alivió a la sufrida parroquia barcelonista. Se desató la euforia. El punto culminante fue cuando el capitán del equipo, el badalonés ‘Tente’ Sánchez levantó el trofeo rodeado de banderas barcelonistas y senyeras. Una imagen que forma parte de la brillante historia del FC Barcelona. Una imagen que sigue poniendo la piel de gallina.
Lattek, pletórico, saboreó el triunfo con gran satisfacción. “Me siento completamente realizado”, dijo. Goethals, el técnico belga, sólo habló para la prensa de su país: “En campo neutral no hubiéramos perdido”. No vio un partido de fútbol y sí “una guerra”. Para Quini el gol había sido “una intuición” y para Tahamata “Manolo –su marcador– me hubiera seguido hasta dentro del lavabo”.
Habrá casi pleno de protagonistas
El FC Barcelona ha programado diversos actos este fin de semana dedicados a los miembros de la plantilla del primer equipo de la temporada 1981-1982. Para empezar, los reunirá el sábado, con sus respectivas parejas, en los Palcos Nuevos del Camp Nou para la celebración de un almuerzo conmemorativo de la conquista europea. El domingo, coincidiendo con el Barça-Betis, a cinco minutos del choque, el legendario equipo saltará al campo para que la afición le dispense un emotivo homenaje.
De momento, casi la totalidad de aquel plantel ha confirmado su presencia en estos actos. Se trata de Quini, Simonsen, Amador, Gerardo, Sánchez, Martínez, Landáburu, Morán, Carrasco, Manolo, Artola, Zuviría, Clos, Alexanco, Ramos, Moratalla, Ramírez, Olmo, Rojo y Estella. El entrenador, el alemán Udo Lattek, todavía no ha dado el sí definitivo. Faltarían Migueli, así como Víctor y Schuster, y el malogrado y recordado Urruti.
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Hace 6 años
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