jueves, 3 de mayo de 2007

Historia de Copa de Ferias




Por Juan Segura Palomares


Corría el año 1950. Europa, apoyada en el Plan Marshall, resurgía de las cenizas de la II Guerra Mundial. La economía buscaba canales de intercomunicación y las ferias internacionales suponían un cauce comercial de primer orden. Paralelamente, el fútbol adquiría una pujanza que nunca antes había conocido. Un dirigente suizo, Ernst B. Thommen, se dio cuenta de que el juego del balón podía ser un cauce de relación a nivel continental y lanzó la idea de un torneo europeo entre selecciones de las ciudades con feria internacional reconocida. Pero entonces todavía no existían ni la UEFA ni el Mercado Común Europeo y la idea permaneció en el congelador. Su lanzamiento había sido prematuro.

Nace la UEFA

En 1954, concretamente el 15 de junio se constituye la UEFA, con secretaría permanente en Basilea. La idea de Thommen sale de la nevera y se funda la llamada Copa de Ciudades en Feria, o más escuetamente, Copa de Ferias -en realidad, el nombre oficial era: Copa de Ciudades con Ferias Industriales-. Inicialmente no era de clubs sino de selecciones representativas de las ciudades con feria reconocida. Las normas, además de explicitar esta representatividad, añadían que sólo podían participar dos ciudades por país y que a poder ser los partidos coincidieran con las fechas de las ferias. Todas estas normativas iniciales propiciaron que la primera edición, comenzada en 1955, se alargara tres años: la final se jugó en 1958.

En realidad, la Copa de Ferias había sido impulsada por la UEFA para boicotear la propuesta del diario francés L’Equipe -apoyada entre otros por Santiago Bernabéu- de crear un torneo entre los campeones de las diferentes ligas europeas. En Basilea no gustó esa iniciativa por convocar a clubs y no a selecciones. Pero lo complicado de la reglamentación estuvo a punto de asfixiarla antes de nacer, porque cuando el trofeo ferial llegó a su primera final, la Copa de Europa -aceptada a regañadientes por la UEFA- llevaba ya tres temporadas coronando al Real Madrid como el ‘rey del continente’. A la larga, la fuerza de la Copa de Europa relegó a un segundo plano a su competidora, a pesar de que desde la campaña 1960-61 se modificó su temporalidad para convertirla en anual. De cualquier modo, la Copa de Ferias cumpliría una misión pionera: propiciar el encuentro de los distintos balompiés nacionales, conectando entre sí a ciudades y hombres de Europa. En esto último se adelantó a la propia política, pues el Mercado Común no sería una realidad operativa hasta 1959.

En el debut de la competición participó por España la ciudad de Barcelona, que delegó su representación en el Barça. Si bien disputó sus encuentros con camisa blanca y el escudo de la ciudad, en ningún momento perdió su identidad como club. Jugó y ganó aquella primera final contra la selección de Londres, que sí era un combinado de los diferentes clubs de la capital inglesa. El 5 de marzo de 1958, en Stamford Bridge, Greaves y Longley equilibraron los tantos de Tejada y Eulogio Martínez. La vuelta, en el Camp Nou, no tuvo color: dos dianas de Luis Suárez, otras tantas de Evaristo y una de Vergés y de Eulogio Martínez dibujaron un 6-0 indiscutible en el marcador. La segunda edición también tuvo color azulgrana y de nuevo imponiéndose a un conjunto inglés, el Birmingham City. Y no ganó la tercera porque la tuvo que simultanear con la Copa de Europa, en la que eliminó al Real Madrid y llegó a la final ante el Benfica. En cualquier caso, fue el FC Barcelona quien comenzó la hegemonía española en el trofeo ferial.

Posteriormente contribuirían a ella las actuaciones del Atlético de Madrid, el Español, el Athletic y, sobre todo, el Valencia y el Zaragoza.

Entre el segundo cetro culé -1960- y el tercero -1966-, levantinos y aragoneses se exhibieron por los estadios de media Europa. Los éxitos visitaron primero a los de Mestalla, que recogieron el testigo barcelonista y enebraron dos campañas consecutivas como campeones. En la ida de la final de 1962, infligieron un doloroso 6-2 precisamente al Barça. Dos veces se adelantó Kocsis y otras tantas igualó Yosu. Luego Guillot puso el 3-2 y, ya en la segunda parte, hizo otros dos tantos más. Héctor Núñez remató la faena , convirtiendo la vuelta en un mero trámite. En la campaña siguiente, el rival a batir fue el Dínamo de Zagreb. Antes, el Valencia había logrado batir a Celtic, Dunfermline e Hibernian, por lo que la prensa levantina se apresuró a proclamar a los jugadores del murciélago como “reyes de Escocia”. Cuando llegó la final, los balcánicos se vieron ampliamente superados, tanto en Yugoslavia (1-2, goles de Waldo y Urtiana) como en la vuelta (2-0, obra de Mañó y Núñez).

La de 1964 pudo ser la edición que encumbrara al Valencia como el conjunto más ‘ferial’, pero en cambio fue la que ciñó sobre el Zaragoza su primer laurel continental. Corrían a orillas del Ebro los tiempos de los ‘Cinco Magníficos’, una generación de futbolistas excepcionales cuya eclosión coincidió tanto en tiempo (mediados de los 60) como en lugar (La Romareda).

La intervención de Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra giró el rumbo de un club sin títulos oficiales en sus tres primeras décadas de existencia, pero que en cuatro años ganaría dos Copas de España y una, la de 1964, de Ferias. Esta última tuvo como escenario el Camp Nou, pues aquel año se disputó a final única. Un partido épico, con desastroso arbitraje del portugués Campo. Los valencianos achacarían después a su polémica actuación la derrota (2-1, Suco fue expulsado por reclamar un penalty sobre Guillot).

El Zaragoza volvió a disputar la final en 1966, esta vez ante el Barcelona y bajo el formato de partido doble que heredaría posteriormente la Copa de la UEFA. El 2-4 que firmaron los catalanes en La Romareda deshizo el 0-1 de los aragoneses en el Camp Nou y además puso punto final al ciclo hispano. A partir de ese momento, la Copa de Ferias sería coto cerrado para los ingleses.

Turno inglés y punto final

En claro paralelismo con lo que ocurría en otras competiciones (Copas de Europa del Celtic y el Manchester United; Recopa del West Ham; Copa del Mundo de Inglaterra), el fútbol británico dibujó a finales de los 60 el perfil de un auténtico imperio en el torneo ferial. El Leeds igualó los dos títulos del Valencia en sólo cuatro años, con el Newcastle y el Arsenal completando el triunvirato anglosajón. En la última edición del trofeo, la de 1971, participaron hasta ocho clubs del Reino Unido. En cualquier caso, la competición estaba llamada a desaparecer. Lo obsoleto del nombre (los criterios de clasificación eran ya meramente deportivos) y, principalmente, la asunción progresiva de la gestión del torneo por parte de la UEFA hicieron que en el curso 1971-72 debutara un nuevo certamen con el nombre de la organización europea, pero deudora en espíritu de la vieja Copa de Ferias.

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