viernes, 18 de mayo de 2007

El diablo de San Siro

Una noche primaveral de 1989, en San Siro, el Milan le endosó una ‘manita’ al Real Madrid que aún duele a los integrantes de la Quinta del Buitre. Cerró aquella campaña ganando su tercer título. Otra noche primaveral, de 1994, en Atenas, el equipo rossonero enterró el mito del Dream Team sin apenas despeinarse conquistando su quinta corona continental. Se diría que el Milan es un ogro para los dos grandes de la Liga... Pero en los albores de la competición, hace medio siglo, al club lombardo se le partía el alma cuando se veía con ellos. Los tiempos, ya se ve, cambian.

El Milan logró su primer título en 1963 remontando un gol del benfiquista Eusebio. Parecía romper así un gafe después de que el Madrid le eliminase en las semifinales de 1956 y le derrotase en la final de 1958, remontándole por dos veces su ventaja. Volvió a la competición en 1960 y allí fue el Barça el que le dejó en la cuneta en octavos de final. Logró el título tres años después y respiró tranquilo... Pero un año después volvió a eliminarle el Madrid en cuartos. Y, para más inri, el campeón fue el Inter de Helenio Herrera, que repitió al año siguiente.

No volvió el Milan a la Copa de Europa hasta 1968 y se proclamó campeón barriendo al Ajax que dos años después reinaría por tres veces consecutivas, el de Cruyff. Pero aquel Milan en el que Prati marcó tres goles tenía a Giani Rivera, ‘Il Bambino de Oro’ considerado por muchos el mejor futbolista italiano de la historia. Con él de estrella se ganó el segundo título.

Tras aquello el Milan inició una travesía del desierto. Logró una Recopa (la segunda) en 1973 y una Liga en 1979, pero el Oporto le apartó de Europa y poco después las apuestas ilegales le condenaron a un descenso que fue el declive definitivo. Su grandeza parecía tener fecha de caducidad cuando tras ascender volvió a caer por méritos deportivos... Hasta que en 1986 aterrizó en la presidencia Silvio Berlusconi. Con mayor o menor ética, el nuevo hombre fuerte del club lo llevó a la cúspide en un abrir y cerrar de ojos. Volvieron los scudettos y tres años después, bajo la dirección de Sacchi y la magia de los holandeses, la Copa de Europa del Camp Nou con aquel repaso al Steaua, repitiendo un año después ante el Benfica. En 1993 Boli les dejó con la miel en los labios pero se resarcieron al siguiente bailando al Barça.

Ya era, en los 90, un club asentado entre la aristocracia del fútbol mundial. Entre 1989 y 1995, con Sacchi y Capello, disputó cinco de las siete finales, ganando tres de ellas. Luego le tocó esperar por la eclosión de la Juventus, que disputó las tres siguientes consecutivas. Y fue ante la Juve que logró su sexto título en la tanda de penalties de 2003.

Ahora disputará su tercera final en cinco años, segunda ante su último verdugo, un Liverpool al que quieren devolver el golpe de Estambul. Si hubo un tiempo, ya muy lejano, en que sus deseos pasaban por vengar sus derrotas ante Real Madrid o Barça, hoy, en la diana, sólo hay un nombre: Liverpool. Y el escenario, Atenas, le trae al Milan muy buenos recuerdos.

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