El Milan hace lo que hay que hacer. Hace cuatro años ganó la Champions en Old Trafford a la Juve. Al año siguiente cayó en cuartos. Después volvió a disputar una final, también ante el Liverpool, y la perdió tras ir ganando por 3-0. Lo que hubiera representado una depresión tremenda para cualquier club, para el Milan no supuso casi nada. El año pasado fue eliminado por el Barça en semis y ayer se metió en otra final tras barrer al Manchester.
Su trayectoria europea es intachable. Siempre está ahí, jugando tres finales en cinco años. Eso es a lo que están obligados los grandes. No se puede ganar todo cada año, pero hay que llegar a unos mínimos. El Milan los cumple y, además, tiene detalles entrañables, como Maldini, un hombre comprometido con el club, con una carrera impresionante y respetado por la institución y sus aficionados. Y algo más.
Tiene a Kaká. Y eso hoy es mucho. Es posible que sea más que tener a Cristiano Ronaldo. Los grandes equipos acostumbran a tener un gran líder, un gran bloque o un gran '9'. A veces hasta las tres cosas y, casi siempre, dos de ellas.
Sin embargo, ninguno de los dos finalistas tendrá un ariete centro impresionante. Ni Inzaghi ni Crouch son ejemplos de lo que debe ser un '9' letal, capaz de marcar época. Pero los dos tienen equipo.
Y el Milan, a Kaká. Y a Gattuso. Porque San Siro acaba deleitándose con el brasileño, pero aplaude a Gattuso, ese medio centro perruno para los rivales e impagable para los compañeros. Todo el mundo sabe qué le ha pasado al Madrid sin Makelele. Los finalistas tienen a pivotes potentes como Gattuso, Gerrard o Xabi Alonso. El semifinalista Chelsea, a Essien y a Makelele.
Curiosamente, los dos eliminados tienen arietes impresionantes: Rooney y Drogba, seguramente entre los cinco mejores del mundo, pero en la gran final los dos entrenadores se sentirán más seguros si están ahí los medios centros. ¡Ah!, y que no falte Kaká, cada vez más desequilibrante.
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Hace 6 años
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