Cuando los árbitros se asustan por la NBA

Redaccion Sport.

Una final es siempre una final, pero si se enfrentan dos equipos que han saldado su primer duelo con un 82-119 parece menos interesante. Nada de eso. España y Estados Unidos tienen muchas cuentas pendientes y, aseguradas por ambos las dos mejores medallas, están dispuestos a dilucidarlas en la pista. Y ésta es la mejor ocasión posible.

“Tenemos posibilidades... si les pitan las faltas y los pasos que hacen”, disparó después del partido ante Lituania Aíto García Reneses. “Jugar contra España nos motiva porque es el campeón del mundo”, había dicho LeBron James antes del primer duelo. El pulso entre los dos grandes favoritos estaba cantado desde antes de comenzar y se ha ido engrandeciendo con el transcurrir de los partidos y a pesar de la facilidad con que los dos equipos -especialmente el estadounidense- iban avanzando. “Nos tenían ganas”, dijo Rudy Fernández en referencia al primer partido, asegurando que habían tocado fondo ese día.

Tiene razón Aíto cuando habla de pitar faltas y pasos porque los estadounidenses tienen bula en ambos aspectos. Su defensa está llena de contactos y rozando siempre -cuando no vulnerando claramente- el reglamento. Y sus salidas con balón están siempre precedidas de dos pasos, lo que prohibe el reglamento, que no dice nada de sacar ventaja o no de la acción. Nunca se les han pitado desde que se incorporaron al mundo FIBA y ello les da una clara ventaja en todas sus acciones ofensivas.

La permisividad del arbitraje con Estados Unidos es total. “Qué queréis que esté todo el partido pitando eso y ya no me designen más”, comentó un árbitro español que dirigió partidos en otra cita. Eso es lo que deben pensar todo porque pitar esas acciones es condenarse al ostracismo. Y es que, además, los estadounidenses no llegan a entender porque lo han hecho siempre y hasta creen que es legal.

La denuncia de Aíto, que trata de llamar la atención, creó aún más deseos en el equipo estadounidense de marcar distancias. Sabedores de que han hecho el ridículo en los Mundiales de Indianápolis’04 y Tokio’07 y en los Juegos de Atenas’04, se lo han tomado esta vez con total seriedad y quieren, además de ganar el oro, demostrar que su baloncesto aún es el mejor del mundo de largo.